Para él.

Ella quería desaparecer, la vida sin él ya no era vida y por ello, buscaba solución a sus problemas en las barras de los bares.

Ya no era lo mismo un Diciembre frío sin sus manos, ni las noches con copas de vino y cine clásico.

Le echaba tantísimo de menos que creía que podía volver a recuperarle, a veces se echaba reir, no creía que ese fuese el fin de aquel amor que duró más de una década.

Los días sin él se volvían siglos. Las noches se volvían frías hasta en Julio. Ella seguía durmiendo en el mismo lado de la cama, viendo el lado en el que Marco dormía.

No era lo mismo el café de las 8:00 ni las siestas interminables. No era lo mismo el caminar si ya no se agarraba de su mano. Echaba de menos ese calorcito que se siente cuando quieres a una persona, que aunque no esté, te sientes arropada siempre.

Ella se sentía fría, más que nunca. Había días en los que no podía estar en su casa.Bueno, ni en ningún lado, cada movimiento le hacía acordarse de él.

No era fácil después de tantos años, acostumbrarse a no oir risas en la casa, ni su voz en la ducha, ni guardar toda la ropa que dejaba por medio.

Y es que, todo le recordaba a él. Si escuchaba Los Smith se acordaba de él porque fue quien se los enseñó.

Si se ponía cualquier prenda, se acordaba de cómo se la quitaba...

Era difícil y más para ella, que no fue solamente "alguien" en su vida, sino que era la persona que le devolvía las ganas de vivir aunque todo fuese mal.

Rompió bruscamente los esquemas al marcharse, como si tenemos una fila de fichas de dominó y soplamos. Todo se cae. Y así le pasó, todo se cayó en un pozo, todo menos su amor.

Ella no solo le echaba de menos, sino que pasaron 15 meses y siguió con Marco en la cabeza, enamoradísima de él. Malviviendo, sin salir, sin conocer a nadie.

Seguía amándolo como lo amaba, seguía sintiendo lo que sintió el primer día que hicieron el amor.

Ahora ella sigue "viviendo" el día a día mejor. Con el recuerdo de Marco en su mente y con el corazón lleno de heridas en carne viva que no cicatrizan.