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viernes, 23 de diciembre de 2011
Después de la fiesta.
Y cuando todo el mundo se iba
y nos quedábamos los dos
entre vasos vacíos y ceniceros sucios
Que bonito era saber que estabas ahí, como un remanso,solo conmigo al borde de la noche,y que durabas, eras más que el tiempo. Eras el que no se iba, porque una misma almohada,y una misma tibieza, iba a llamarnos otra vez al despertar al nuevo día. Juntos, riéndonos, despeinados.
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